2% de Inspiración, 98% de Transpiración


El azar y la casualidad pueden considerarse como fuertes aliados de la creatividad, pero es importante no darles mayor importancia de la que merecen. Así muchas ideas, inventos y creaciones se dieron gracias a una pizca de azar, a alguna circunstancia imprevista que se cruzó sorpresivamente en el camino.

Existen numerosos ejemplos de inventos o descubrimientos que se dieron mediante el azar, pero uno de los más clásicos es el de la penicilina de Alexander Fleming realizado en 1928. La historia cuenta que Fleming advirtió que un disco de cultivo de bacterias había sido invadido por un moho proveniente de unas esporas que entraron por la ventana del laboratorio. En torno al moho había un círculo de bacterias reventadas que le permitieron reconocer un hongo llamado penicillium notatum, de donde obtuvo finalmente un concentrado activo que llamó penicilina. En este caso el buen tiempo y una ventana abierta jugaron un papel protagónico, pero no puede dejarse de lado que Fleming era bacteriólogo y llevaba más de diez años investigando sobre estas materias.

Es de fundamental importancia destacar que el azar no es nada sin estar íntimamente vinculado a la capacitación y esfuerzo de las personas. Esto, debido a que detrás de circunstancias aparentemente azarosas existe el esfuerzo, la flexibilidad creativa o "serendipia" para ir más allá de lo buscado. La palabra serendipia, que aparece mencionada varias veces en libros sobre creatividad, hace referencia a la facultad de hacer descubrimientos o hallazgos afortunados de un modo casual, inesperado o accidental, o también encontrar una cosa mientras se busca otra.

El descubrimiento realizado sólo por puro azar es muy poco común, lo frecuente es que vaya acompañado de capacidad creativa y esfuerzo continuo de las personas. Puede afirmarse que el azar funciona sólo como aliado de la persona capacitada, creativa y constante en tanto que se hace improductivo para quién no está preparado. Así, Louis Pasteur decía: "La casualidad sólo favorece a los espíritus preparados", y Tomás Alva Edison afirmaba: "El genio consiste en un 2 % de inspiración y en un 98 % de transpiración", y agregaba que el genio es una larga paciencia.


Bibliografía:
Saturnino de la Torre, "Dialogando con la creatividad", Ediciones Octaedro, Barcelona, 2003.
Ricardo López Pérez, "Prontuario de Creatividad".


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